Del amor al odio ahi un paso ((Sam))

Subí a la azotea. ya era de noche. Estaba bastante aburrida. Odiaba esta academia. Ni siquiera sabía por qué estaba aquí. Aunque claro, algo bueno tenía, me reencontré con Ane. Cuando entré a la azotea había un chico. Muy mono. Alto, rubio, musculoso. Estaba muy bueno, ¿para qué negarlo? No me había escuchado llegar, me fijé en lo que estaba haciendo. Escupió abajo y se rió. Le debió dar a alguien. Volvió a escupir.

—¿Sabes que eres idiota? —le dije sonriendo. Estaba aburrida, necesitaba meterme con alguien. No es que sea mala, pero las viejas costumbres acaban volviendo. Siempre

—Cuando vas de casa en casa y de orfanato en orfanato es raro que te enseñen educacion —se quedó sorprendido, no se lo esperaba.

Vi que me miraba y se paraba en mi tetas. Me pregunto que estará pensando. Dice algo sobre unas manzanas caramelizadas y se rié. Mis cejas se juntan en una expresión extraña, hasta que comprendo lo que quería decir con lo de las manzanas.

—Prefiero los platanos cubiertos de chocolate —digo mientras en mi boca se forma una sonrisa pícara.

Me reí por su comentario del platano. Preferí no contestarle, ya que no quería cometer los mismos errores del pasado. Me acerqué a él, le querí preguntar como se llamaba, pero me quedé embobada mirándolo. ¡Dios santo! ¿Cómo podía haber alguien que estuviera tan bueno? Mis hormonas se revolucionaron al compás que mis pensamientos se iban derivando a otros en los que apareciamos... emm... sudorosos... Moví la cabeza para borrar esos pensamientos y lograr decir una frase coherente.

—Soy Sam —sonreí y le tendí la mano—. Encantada

—Hace como cinco, quizás seis años que no lo hago, ha pasado demasiado tiempo... —me arrimé a la barandilla, vi a una niña que venia por el camino, pija hasta la muerte, escupí. Le di en todo el pelo. Hasta me pareció escuchar el chillido que soltó. Empecé a reir como una loca—. Había olvidado lo gracioso que es darle a las niñas pijas.—volví a reir—. Y dime, ¿de que casa eres?

Odiaba el tema de las casa. Que nos tuvieramos que llevar mal con alguien por el simple hecho de que nuestras casas se odian me daba asco. Espero que no sea blue, básicamente porque me debo llevar mal con ellos. Aunque no lo creo. Tiene algo siniestro, oscuro. Aunque no malo, solo misterioso.

—Tengo una pequeña idea, no es como los globos de agua, pero moja —me encojí de hombros, volví a mirar para abajo, la cría aún seguía allí, llorando, algunos la miraban, pero nadie se detuvo a preguntarle que pasaba, moví un poco el dedo y salió un chorro de agua, justo a la cabeza de la niña. Acabó totalmente empapada. Estallé en carcajadas, otra vez.
Me dijo que era de black fire, lo supuse, todos ellos tenían ese aire. La mayoría iban en plan chulos, soy el rey del mundo y tu eres una porquería, pero él no me daba esa impresión.

—Esoy segura de que buenos no son cuando matan a las personas —no quería sonar como que le recriminaba algo, así que lo miré y sonreí—. Yo soy de Red Fire. Si no quieres no me contetes, pero... ¿Por qué elegiste black fire? Es pura curiosidad.