Por suerte para mi, cuando llegué ya habían pasado las cordialidades. En la entrada no había nadie a exepción de una moto mal aparcada y unas puertas abiertas en señal de bienvenida, asique decidí ir a dar una vuelta y conocer el lugar.
La Academia Hell Fire siempre había sido galardonada por sus extensioenes, y yo quería ponerlo a prueba.
El aroma a humedad y vegetación recién cortada envolvía toda la zona.
Caminé con parsimonia dejando a mi mirada vagar por el lugar en busca de...
Ahí está.
Rubia, figura menuda y delicada. Al parecer, no fue tan difícil de indentificar.
-¿Piensas comértelo?-pregunté, haciendo una seña con la barbilla en dirección al diente de león.
Me fijé en su rostro y la expresión de pérdida absoluta y, aun asi de felicidad, me produjo cierta curiosidad maliciosa.