Tocando un poco [Rachel]

No sabía que hacer, como siempre.Y como no, cada día que pasaba en esta Academia descubría alguna cosa nueva. Estaba recorriendo el pasillo del 3º piso cuando di con el aula de música. Entré. No había nadie. Vi que había un piano y algunas guitarras. No sabía si podía estar aquí, la verdad, no me importaba. necesitaba tocar algo, hacía tanto que no tocaba... Empecé a recordar las lecciones que mi abuelo me había dado de piano. Me senté y comencé a darle a las notas, sin buscar una canción en concreto. La melodía que tocaba era una compasición triste. Las notas venían a mis manos antes que a mi mente. En algún momento, a mitad de la melodía, me di cuenta de que era la canción que me había enseñado mi abuelo. EMpecé a recordar mientras tocaba. Estaba ensimismada en el piano, en sus notas, en la melodía, en los recuerdos... Tan ensimismada que no me enteré cuando alguien entró.

Estaba paseando por la academia. Conociéndola más bien. Cuando escuché un piano. Seguí el sonido de las notas y me guiaron hasta la sala de música. Entré y vi a una chica tocando. Estaba tan concentrada que ni siquiera de habia dado cuenta de que yo estaba presente.
La escuché tocar en silencio. Era buena, y la canción sencilla pero cargada de sentimiento. Siempre se me habia dado bien la música y sabia algo pero nunca habia aprendido a tocar algo como la guitarra o el piano. Tenía ese sueño pendiente por cumplir.

Me daba miedo interrumpirla, pero tampoco quería que se molestara por no estar respetando su intimidad. Asi que decidí decir algo

- Hola. ¿De dónde es la canción?- dije en voz baja para no asustarla, pero lo suficiente para que me oyera.

Paré de tocar cuando escuché una voz a mis espaldas, me giré y vi a una chica en la puerta.

—Hola —le sonreí—. Es de un buen amigo que me la enseñó. —No quería nombrar a mi abuelo, tendría explicar cosas y no me apetecía mucho—. Él me la tocó un día y al siguiente empecé a tocarla, me costó un poco, ya que aunque es muy sencilla, tiene algunas notas complicadas, pero logré aprenderla —mi sonrisa se volvio apenada—. ¿Te gusta?

- ¿Qué dices? ¡Me encanta!.- dije con sinceridad- Me gusta cualquier cosa tocada con el piano.

Y era verdad, de pequeña cuando iba al colegio, me gustaba quedarme por las tardes y escuchar al profesor de múscia como preparaba la clase del día siguiente. E incluso pedía a mi madre que me llevara a que me dieran clases, pero nunca pude permitirme ese lujo.

- Por cierto, soy Rachel.

—Yo soy Samantha, aunque todos me llaman Sam, y la verdad es que lo prefiero. El piano, a mi modo de ver, es el mejor instrumento, el que mas sentimientos te trasmite, aunque debo decir que el violín tambien es un intrumento que te trasmite la emoción de una melodía o canción. —No quería sonar filosófica, asique medio cambié de tema—. ¿Tocas?

- ¿ El piano? No que va. Ya me gustaría- dije sonriendo- Solo se un poco de flauta y nada más.

Me acrerqué a ella, y pasé mi mano por la tapa del piano. Com ome gustaría poder tocarlo, soltar todo lo que me guardaba por dentro. Suspiré. Ojala pudiera aprender a tocarlo.

—Me gustaría enseñarte a tocarlo, pero la verdad es que no creo que sepa como hacerlo... No se me da bien enseñar... Aunque si puedo decirte lo básico, como se colocan los dedos, la posición de los brazos, la posición de las notas, pero poco más puedo decirte, no tengo ni la paciencia ni la sabiduría para enseñar cosas —sonreí—. ¿Qué me dices? ¿Te apuntas a una clase básica de piano?

-Claro, ¡muchas gracias! - me senté con ella y me intenté concentrar para asimilar todo lo que me dijera.

Algunas cosas ya me sabía, la escala de las notas, los compases. Y aunque me habían enseñado a saber que nota era cada tecla, nunca acertaba. Me reí en mi interior al recordar lo confusa que me encontraba entonces, y lo confusa que estoy ahora.

- Bueno, no te preocupes porque no sepas enseñar. Seguro que lo haces bien. - dije intentado darle confianza, esa confianza que a mí me faltaba.

—Está bien, pues empecemos. Empezaremos desde la escala central, que es la más fácil

Le fui enseñando las escalas, a colocar los dedos, las notas que se correspondían con cada tecla y esas cosas. Algunas cosas ya las conocía, otras no. No acertaba bien con las notas, pero aún así, no lo hacía muy mal.

—Lo estás haciendo muy bien -la alenté

- Gracias- dije sin mucha confianza.

La verdad es que, no estaba del se gura de que eso fuera del todo cierto. Dudaba mucho respecto a las teclas, y muchas veces me equivocaba. Esto era más dificil de lo que pensaba. Suspiré por decimocuarta vez en lo que llevaba en las clases.

- ¿Tu cuánto tiempo llevas practicando?- era simple curiosidad.

Sonreí, no sabía si decirla la verdad o mentirle. Si le decía la verdad podía animarla o desanirmarla... Había aprendido a tocar el piano hacía muy poco, me enseñaron mis "abuelos" y aprendí en unos pocos días. Quizás era un don, ¿quien sabe? Decidí no darle una fecha concreta.

—Pues llevo algo de tiempo tocando... Y lo estás haciendo bien, es normal que al principio no aciertes con las notas, pero luego te acostumbras. Hazme caso, ensaya siempre con la escala central, toca con ella hasta que veas que te mueves bien en esa escala y podrás ir a las demás

- De acuerdo- dije sin mucho ánimo.

Estaba claro que me iba a costar aprenderlo.
Seguí practicando, poco a poco iba cogiendo soltura, pero cuando creía que ya me las sabía volvía a fallar.
Que rabia me daba eso. Ya me estaba viendo todas las tardes que no tuviera nada que hacer, viniendo aquí a practicar.

- ¿Qué canción te gusta más tocar?

—Pues... no lo se... La verdad... Creo que la que me escuchaste tocar cuando entraste, la canción de mi abuelo, la compuso él mientras yo estaba hablando con él, hablabamos de todo un poco y él tocaba, recuerdo que ese día me acerqué a él y empezó a tocar, me mandó apuntar las notas —sonreí al recordar ese día—. Si, esa canción es la que más me gusta tocar. Y la que más me trasmite.

No pude hacer otra cosa que no fuera sonreir. No podía usar las palabras, no sabría que decir.

- Pues es muy bonita, en serio.- dije sin más

Ojala alguien de mi familia me hubiera enseñado a hacer algo como esto, pero no, todo era estudiar, estudiar, y más estudiar. Acabé odiando los libros, y muchas veces me tentaba tirarlos por la ventana y no volverlos a ver.

—Sí, la verdad es que es preciosa.

Los recuerdos afloraron en mi mente. Los días anteriores a que mis abuelos me adoptaran, esos días en el orfanoto en el que todo era distinto. Yo era distinta. Ahora había conocido el amor de una familia, lo que se sentía cuando alguien te amaba así por así. Noté como mis ojos se llenaban de lágrima. Miré las teclas para que rachel no viera mis ojos y cambié de tema y de pensamientos.

—¿De dónde eres?

- De Los Ángeles, y tu?

Me encantaba ese lugar, la playa, las tiendas, Hollywood... todo. Esperaba poder volver pronto pero más capacitada que cuando me fui. Aun era una novata con mis elementos, y tenía intención de dominarlo, de una manera o de otra.

—Nací en España, en Madrid. Mis padres me abandonaron a los pocos meses de nacer y e ido de un sitio a otro, asíque... en realidad, hasta hace poco, no era de un lugar. Estuve en Londres, también una corta temporada en Francia, algo en Alemania, y podría pasar el resto del día nombrando. Supongo que era demasiado rebelde para que me quisieran —me encogí de hombros. No quería hablar de mi Galicia y de mis abuelos, si no, sabría que terminaría llorando. Había pasado un año y pico y aun no lo había superado

- Vaya siento mucho todo eso. Debe de haber sido duro pasar por tantos cambios ¿No? Pero por lo menos ya has conocido más mundo que yo - dije intentando suavizar las cosas, no me esperaba que tomaran este camino.

Yo tube suerte, tengo padres, primos, tíos, (aunque a uno prefiero ni nombrarlo), e inlcuso un gato al que echo tanto de menos.... Buah, Rachel, no seas quejica, ella ha pasado por mucho más que tu. Podrías compadecerla ¿No te parece?, me dije a mi misma

Le sonreí.

—No te preocupes, me gusta viajar —me reí—. No es tan malo como parece. En realidad, algunas asistentas que me tocaron eran muy buenas y me daban mucho cariño, siempre hay amigos que están ahí y bueno, los problemas vienen si te metes en pandillas de drogas y eso, pero bueno, por lo demas no está tan mal.

No quería que sintiera pena de mi, mi vida había sido dura, pero había tenido muchos momentos de diversión y había sido medianamente feliz.

- Entonces si te divertiste tanto, me alegro por ello- dije riéndome

Seguimos practicando con el piano durante un buen rato, en el que si somos optimistas, mejoré un poco. Al cabo del tiempo mis hombros empezaron a notar la postura y comenzaros a dolerme. Los movi junto con el cuello, y me crujió de tal manera que no pude echarme a reir.

Estuvimos tocando un poco más. Rachel había mejorado. Al final se notó el cansancio y sus huesos crujieron cuando se movió.

—Ven, será mejor que nos levantemos antes de que se te queden dormidos todos los miembros de tu cuerpo, por hoy ya es suficiente —le sonreí

- Si, creo que tienes razón- me levanté y me puse a estirar todo el cuerpo: espalda, brazos, piernas... ¡Lo tenía todo dormido!

En cuanto terminé me giré para mirar Sam

- Bueno, ¿Quedamos otro día para seguir practicando?

—Está bien. Dime día, hora y lugar y allí estaré.

Le sonreí, tenía ganas de repetir esta tarde, lo había pasado super bien y Rachel era un chica muy maja y agradable.

—Buscaré alguna partitura y te la traeré, así podrás tocar alguna canción.

- ¡Genial! ¿Qué te parece mañana por la tarde, a eso de las 6?- dije muy contenta

Estaba feliz, ¡iba a aprender a tocar el piano! No podía parar de sonreir.
Con la ayuda de Sam, podría conseguirlo por fín. Bueno no sería como un curso intensivo, pero estaba segura que con practica y atención conseguiria aprender lo justo para apañármelas por mi misma, luego solo era buscar partiruras y practicar y practicar y más practicar.

—Por mi genial. Nos vemos mañana

Notaba que Rachel estaba ilusionada y contenta. No pude evitar sonreir. yo había estado igual cuando mi abuelo me había enseñado a tocar el piano. Recuerdo que tambien estaba algo nerviosa por si les fallaba, pero por suerte, al poco conseguí dominarlo.