Barrios peligrosos (libre)

Grandioso solo entre al bar para pedir direcciones y me meti en una pelea sin sentido maravilloso, de verdad que habeses tengo un suerte. Me muevo tratando de evitar la palisa por suerte estos tipos estan muy hebrios ademas que pelear desde que puedes caminar te da algo de experiencia para saber como pelear con numeros en tu contra.

Aun recuerdo como me meti en esto el mayordomo aparecio en la academia y me dijo que devia salir con el para mas "entrenemiento" que es igual que me espera una verdadera tortura o que tendre que hacer algo demasiado peligroso. Y como siempre no tengo obcion sobre que hacer mas que seguirlo a el lugar del mundo donde me lleve, recuerdo como practicamnete rogaba para que no fuera como la ultima ves que termine en un lugar lleno de cosas que o tenia ni idea que eran pero solo querian matarme, no fue una esperiencia agradable. Buelbo a la realidad mientras esquivo un golpe y golpeo a uno de los hombres que me atacan.

El mas cercano a mi trata de golpearme en la mandibula, por suerte no puede acerlo esta muy hebrio y puedo esquivarlo sin problema.

-<Quedate quieto niño>- le oigo decir en italiano mientras sus amigos gorilas me rodean. No debo usar magia seria un problema en esta zona. Vamos piensa debe aber una forma de salir de esto. Esto no es bueno me estan rodeando.

Italia. Simplemente maravillosa, soleada y tranquila. Tranquila excepto cuando te decides a ir por esas calles perdidas de las ciudades. Sin embago, la curiosidad me había podido y me había aventurado por esas zonas sin demasiado sentido del peligro. Aunque ahora que veía ante mí aquella pelea, sentía la necesidad de participar. Un poco, sólo por diversión. Aunque no pudiese emplear mis capacidades delante de humanos, sabía que podría perfectamente con ellos.

Analicé la escena antes de decidirme a hacer nada. Unos borrachos contra un chico joven que creía haber visto en la Academia. Era demasiado sencillo, pero no encontraría nada mejor por el momento.

-¿Necesitas ayuda?- me interesé, esbozando una fría sonrisa.

Hacía frío y el lugar era estrecho, el suelo estaba mojado por la lluvia de aquella tarde. Las condiciones no eran demasiado buenas si además le sumaba el hecho de que había pasado toda la noche anterior en vela, pero aún así era fuerte y rápida. Había sido entrenada para situaciones como aquella.

Siento el tatauaje de mi muñeca arder ay un usuario de magia cerca, pero este en particular me hiela la sangre es la misma sensacion que tuve cuando conoci al mayordomo. MIro en la direccion y escucho decir a una chica si me ayudaba, la examino unos segundos, parece americana es casi un modelo, por la forma en la que suspuños se cierran es facil saber que sabe pelear, la forma en la camina es bastante agil. Parece que esta bastante preparada para pelear, pero algo en ella me da mala espina no ser porque. No tengo tiempo de responder por que uno de los gorilas va a atacarla, que le pase como se atreve a atacar a una chica. Uno de los grandotes me toma del cuello aprovecho para sujetarle el braso y dislocarle el hombro, cuando volteo para ayudar a la chica mis sospechas se confirman sabe pelear, lo se por que el tipo en el sulo muy mal herido, era el tipo que queria atacarla.

El chico no llegó a pronunciar una respuesta. Antes de que pudiese aceptar mi ayuda o de que yo optase por mantenerme alejada, un hombre se interpuso entre nosotros. Olvidándome de quién fuera que fuese aquel estudiante, me encargué del borracho. Resultaba terriblemente humillante ver cómo intentaba herirme. Pues, de haberlo conseguido, me hubiese dejado más que en evidencia.

El amor que sentían los hombres borrachos por las peleas callejeras era algo que no comprendía. La lucha era un arte. No podían insultarla de manera tan exagerada cada vez que decían matar a sus pocas neuronas con unos cuantos litros de alcohol.

Empujando a un lado al grandullón que me había incordiado, contemplé la escena. El hombre que se había encarado con el chico se alejaba sujetándose el brazo. Parecía que al fin se habían dado cuenta de que poco podían hacer aquí.

-Terriblemente fácil.- suspiré, limpiándome las manos en mis vaqueros.- ¿No encontraste nada mejor con lo que pelearte?- le pregunté, interrogándole con la mirada al ver que me estaba contemplando.

Interesante esta chica se mueve muy bien y demasiado presisa cuando pelea, eso no solo se logra entrenando tambien se necesita instinto cuando alguien pelea al nivel que ella lo hiso. Y de repente dise algo que no me esperaba, de verdad creyo que esto era facil sin duda era una habida peleadora.

-si sobre eso, no es que yo haya buscado la pelea ellos me atacaron sin razon señorita- le digo mientras me acerco a ella- pero gracias por la ayuda puedo saber tu nombre- le digo un poco nervioso por lo habil que era.

Ella no puede contestar por que, en ese momento una docena de gorilas aparecieron en la puerta acompañando al tipo que le lastime el braso. Maravilloso fue por refuersos.

La estupidez humana había vuelto a quedar de nuevo demostrada. Ya ni siquiera les funcionaba el instinto de supervivencia, sino que se dedicaban atacar a personas que directamente podían matarles con un simple movimiento de muñeca.

Apenas tuve tiempo para escuchar sus palabras, el movimiento que se produjo en el interior del bar captó toda mi atención. La bandada de inmensos humanos que brotó de ella junto al herido me hizo suspirar. ¿Cuándo se darían cuenta de que tenían poco que hacer contra nosotros? Jamás me había caracterizado por tener unas habilidades... "no-normales" demasiado exageradas. Lo único en lo que me podía apoyar era en mi fuerza y en mi agilidad, lo cual suponía una gran ventaja en esas situaciones, pues estaba poco dispuesta a hacerles partícipes de mi verdadera naturaleza.

Alcé las cejas de forma interrogativa hacia el chico, esperando que decidiese él lo que hacer: huir o aburrirnos de nuevo con otra estúpida pelea.

-Tú dirás, chico desconocido.

Son solo doce no serian problema normalmente, pero no se si hasta donde legaria la chica para detenerlos y correr el riesgo de matar a alguien no es algo que desee hacer. Debo pensar rapidamente el bar tiene solo tres salidas, obias las ventanas y la puerta, esos lugares ya estan siendo cubridos por los gorilas, tengo que pensar rapido lo ultimo que necesito es llamar la atencion mas en este lugar. Vamos hombre piensa como salir de esta con la menor cantidada de heridos.

Uno de los gorilas va a atacar a la chica, veo como lo derriba sin problema, o demonios esto no es bueno conosco ese moviemiento es un derivado de kempo si lo ejecuta le rompera la traquea, me muevo atras de ella y evito que lo golpe. La tomo del braso puede ver que quiere atacarme pero por suerte nos lanso atras de la barra hantes de que reaccone.

-Espera un segundo- le digo mientras corto mi dedo y dibujo un circulo de trasmutacion en la pared de la barra. Me concentro en las particulas de agua del aire y comiensos acelerar sus particulas lo suficiente para crear vapor de agua. Una neblina rodea el bar.

-Asi no estaras obligada ha acerles mucho daño- le digo mientras salgo de la parte trasera de la barra y ataco a dos de los gorilas confundidos por el vapor.

No hubo tiempo para reaccionar. Tenía que reconocer que aunque el asunto se le estaba yendo de las manos, el chico reaccionaba rápido y le surgían buenas ideas de inmediato. La idea del vapor era poco convencional, pero consiguió convencerme. Sentía envidia de las personas como él, capaces de idear tales movimientos con sus capacidades cuando yo misma no era capaz de hacer nada.

Pese a todo, gruñí por lo bajo al escuchar sus palabras "demasiado daño". ¿Qué demonios estábamos haciendo allí? ¿Acariciar a esos gandulos que era un desecho de la sociedad?

Por el momento estaba dispuesta a seguir su ritmo, pero si aquellos tipos conseguían enfadarme o él mismo hacía demasiado alarde de sus capacidades, no me haría responsable de mis propios actos.

Siguiéndole, salí de detrás de la barra y me encaré uno tras otro a las personas que nos esperaban. La mayoría de los clientes había optado por salir del recinto, asustados por el inoportuno vapor, pero los más borrachos y agresivos continuaban allí, a mi alcance.

En algún momento de la noche, aquello se volvió repetitivo. Los humanos fallaban sus golpes y terminaban por caerse al suelo por culpa del alcohol y, los que no estaban demasiado afectados optaban por salir corriendo tarde o temprano.

Deshaciéndome del último que se había acercado hasta mí, lo aparté de una patada y busqué con la mirada al chico culpable del todo el revuelo. La policía no tardaría en llegar, alertada por los vecinos, y para entonces sería mejor que ambos estuviésemos lejos de allí.

-¿Alguna idea brillante más para marcharnos de aquí con elegancia?- me interesé, mostrando una fría sonrisa.

No me equivocaba con la chica es rapida y abil pero tiene una gran devilidad es muy confiada y no muestra mucho cuidado cuando pelea en ese estado. Cuando habias terminado con todas las personas que nos atacaban pude analisar la escena un poco mas algo no me deja tranquilo. Camino un hacia uno de los tipos iconsientes y noto su tatuaje en la muñeca. Maldicion como pude ser tan estupido es un assasin, no me estrañaria que sus amigos tambien lo fueran o esto no va a terminar bien, tenemos que salir de aqui de inmediato, para mi mala fortuna escucho cirenas, es la policia que se acerca, esto no es bueno casi toda la policia de la region esta en la nomina de los assasins.

-Si tengo una pero nesecita aserse ya- le digo mientras camino hacia la pared que se encuntra a espaldas del callejon. Miro como duda un poco pero al final me sigue. Dibujo un circulo en la pared y me concentro en crear un puerta. La hago y la cruso esperando que ella tambien lo haga.

Parecía que algo no estaba bien. De repente, el chico frunció el ceño con preocupación tras haber contemplar la muñeca de una de las personas inconscientes. El ruido de las sirenas de los coches de policía me estaba dejando prácticamente sorda, lo que significaba que estaban cerca. Demasiado cerca.

Dándole la espalda a la entrada, observé con atención lo que preparaba en el muro. Otro as más guardado en la manga. Tomando nota para investigar el tipo de truco del que se trataba una vez estuviese de nuevo en mi Residencia, le vi desaparecer en el portal, incitándome a seguirle sin necesidad de palabras.

Tomándome unos segundos más antes de aparecer adónde quisiese que hubiese dedicido que ese portal nos condujese, me agaché y recogí del suelo una de las dagas de plata que había portado uno de los heridos. Resultaba extraño que entre tanto borracho humano hubiese uno armado... y con cierto estilo. Quizá era aquello lo que había preocupado a mi acompañante.

Guardándome el arma en el interior de mi cinturón, le di la espalda al escenario y crucé el portal, cerrando los ojos y sin saber lo que habría al otro lado.

Mis ojos aún tardaron un rato en acostumbrarse al cambio de luz, aunque no había sido demasiado fuerte. El vapor había desaparecido, pero seguía sin saber dónde nos encontrábamos. La zona me era completamente desconocida.

-Vale, creo que es hora de saber quién eres.- comenté, buscándole con la mirada.

Ella parecia confundida al caminar por la puerta que consturi en la pared. Cuando la cruso inmediatamente colvi a colocar las piedras en su lugar y la pared estaba como hace un minuto. Estabamos en el callejon al lado del bar, estaba completamente oscuro y solo era accesible al otro lado de la manzana, por lo que los policias tardarian unos minutos en ir a revisarlo. Puedo ver como ella tarda un poco en acostubrarse a la luz del lugar, hasta que pregunta abruptamente quien soy.

-los mismo tendria que preguntarle señorita- le digo mientras me acerco a ella- mi nombre es neftali mucho gusto el tuyo es- le digo mientras le estiendo la mano.

Era absurdo que intentase orientarme, jamás había sido de ese grupo de personas que nacían con una especie de brújula en la cabeza y no pretendía serlo. Suficiente tenía con todas las mariposas que volaban dentro de mi cerebro.

Neftali. Absolutamente no me sonaba su nombre de nada y sabía que de haberlo escuchado, lo recordaría. No era demasiado común.

-Alexandra.- respondí, estrechándole la mano.- Así que a Neftali le gustan los trucos de magia y meterse en peleas callejeras.

El cuchillo de plata pesaba en el interior del bolsillo de mis vaqueros. Tenía ganas de averiguar lo que él sabía sobre nuestras víctimas, pero para ello tendría que jugar con especial cuidado mis cartas. Y aquella arma era la más valiosa que poseía.

-Has luchado bien hoy, he de reconocerlo.

-Mucho gusto alexandra- le digo cuando me estrecha la mano- me gusta la magia pero no creo que tanto como tu- le digo mientras busco hacia donde debo ir a continuacion, no creo que sea seguro seguir en la ciudad mas tiempo.

-Y sobre la pelea ellos fueron los que comensaron no yo- le digo mientras comienso a caminar hacia la salida del callejon mientras ella me sigue. Me detengo para mirar hacia la calle cuando ella dice que luche bien. La verdad cuando era niño aprender a pelear era cuestion de vida o muerte, pero se puso mucho peor cuando me adoptaron fui sometido a una cantidad de entranamiento brutal en todos los sentidos, me provoca una sensacion incomoda solo de recordarlo.

-Si bueno he tenido mucha practica diga- ma callo abruptamente algo no esta bien, mi tatuaje arde con mas fuersa que antes alguien con magia esta demasiafo cerca.

-sera mejor que cada quien tome su camino alexandra- le digo mientras miro en todas direcciones tratando de indentificar quien es ese nuevo usuatio de magia.

Luchaba bien, tendría cierta habilidad con sus capacidades, pero lo que más resaltaba en él era su extraño comportamiento. Me molestaba saber que me estaba perdiendo algo, que él era consciente de una cosa importante y yo ni siquiera era capaz de percibirla. Me preguntaba hasta qué punto era cierto eso de que le habían atacado por casualidad y, ante todo, cuanta veracidad había en el hecho de que se trataban de simples humanos.

-¿Esas personas van detrás de ti?- me atreví a preguntarle, ignorando su proposición de separarnos.- Lo siento, pero creo que me interesa meterme un poquito más en este tema. Últimamente cuesta encontrar cosas interensates.

Decidida a saber algo más sobre el tema, saqué de mi bolsillo la daga que le había quitado al hombre del bar.

-Esto me hace pensar que no se trataba de borrachos, ¿verdad?- sin querer caminar más, me detuve en seco, aguardando una respuesta que saciase mi curiosidad.

Esto esta poiendose peligroso, la presencia que senti ya desaparecio, tiene que ser demasiado avil para poder acer algo como eso. Me pierdo en mis pensamientos hasta que ella me hablo.

La verdad es una posibilidad pero por que irian detras de mi, mi falilia adoptiva no pagaria rescate jamas, por que me atacarian fingiendo que yo comence las agreciones eso no tiene ningun sentido, si me atraban no obtentendran nada de valor para ellos mismos. Los assasins son muy cuidadosos con las personas que hacen tratos o de las que aceptan contratos, pero ha abido rumores de que ay un nuevo señor en europa lo cual no es nada bueno, que el permita este tipo de cosas.

-La verdad no se si vengan por mi pero sera mejor que nos separemos, si vienen por mi las cosas se pondran muy feas, asi que por tu bien sera mejor que nos separamos, ellos no tomaran repesalias contra ti- le digo mientras me propongo ponerme en camino o eso intento hasta que ella dice algo que me helo la sangre.

MIro atonido la daga es un signo entre los assasins de rango el hombre que la tenia debio ser alguien de un rango superior, lo cual pone esta situacion en perspectiva ahora mas que nunca debemos separarnos, mis posibilidades de salir con vida se acaban de acortar abruptamente.

-No no se traraba de borrachos- le digo mientras me quedo en blanco unos segundos.

Su rostro sorprendido al ver la daga me dio la pista que necesitaba para descubrir que había acertado: había mucho más oculto detrás de aquella trifulca noctámbula. Ignorando sus primeras palabras para no enorjarme, pues me creía lo suficientemente mayor y madura como para cuidar de mí misma y tomar mis propias decisiones sin que nadie decidiese si tenía que meterme o no en problemas, me acerqué hasta él, sujetando aún el arma en mi mano derecha.

-¿Por qué no me cuentas un poquito más de esto, Neftali? Puede que no lo parezca, pero puedo serte realmente de ayuda si estás metido en un mal asunto.- le informé, imprimiéndole a mi voz el tono más neutral que pude.

Mi lista de contactos era más que extensa y, aunque no me gustase demasiado alardear de ello, tenía más gente peligrosa entre ellos que buenos amigos. Si a ello le sumaba mi capacidad para salirme con la mía siempre lo que deseaba, era más que una buena carta para esta partida.

-Sinceramente, me han visto pelear y estar a punto de matar a uno. No creo que me lo vayan a dejar pasar... Y lo mío no es huir. ¿Quiénes eran?

Tiene razon en este momento ya esta en su lista de objetivos, no es buena idea separarnos no aun, ella sabe pelear no hya duda pero me preocupa su arrogancia, eso podria hacer que nos maten. Pero ella intento ayudarme sin saber quien yo era, no puedo dejarla sin saber en que se metio.

-esta bien, pero mantengamos nos en moviemieto- le digo mientras comienso a caminar- vienes - le digo mientras noto que no me sigue, cuando comiensa a caminar lo hace a sierta disancia. La impasiencia se apodera de mi y decido apresurar las cosas. Tomo su mano ante su sorpresa y comienso a casi correr entre las calles.

Prácticamente parecía desesperado por salir corriendo de allí. Tiró de mí hasta que conseguí acostumbrarme a su rápido ritmo y seguirle por las mojadas calles de Italia. Me preguntaba si de verdad tenía algún sitio en mente como destino, pero no tenía tiempo a preguntar. Todo el aire que tomaba debía emplearlo en mantenerme con aquel incesante y rápido ritmo.

Me esforcé por mantener bien sujeta la daga en mi mano libre, pero sudor hacía que se me resbalase de la mano y antes de que pudiese evitarlo, salió volando hasta aterrizar sobre el asfalto. Tirando de Neftali, me detuvo en seco: no podía dejarla allí con mis huellas y las del atacante.

-¡Espera!- le pedí, separándome para buscar en la oscuridad de la calle.- He perdido la daga. Y necesito saber a dónde demonios me estas llevando.

Rayos no conte con eso, corremos rapidamente sobre nuestros pasos, hasta que encuentro la daga tirada en el suelo debo desaserme de ella inmediatamente, miro a mi alrededor y veo que las calles estan un poco solas eso es extraño ha estahora deberian estar llenas de gente, no tengo tiempo para pensar en eso, el porblema ahora es como debo desacerme de esta daga, la toco puedo sentir el hierro en el acero y el carbono debo desacerme de el, tomo un marcador de mi bolsillo y dibujo un circulo de transmutacion en la calle vacia, siento la estraña sensacion de serobservado de cerca, el brillo de transmutar hierro es alo peculiar es como pequeños relanpagos que generan un ruido pequeño como monedas en unabotella bacia. Me concentro en descomponer el carbono y el hierro y me consentro en la forma de un brasalete pequeño y me concentro en el simbolo del triquete celta para poder hacer las cosas bien. Dios esto es dificil, debo concentrame mas. Termine.

-Toma, pontelo- le digo a alex meintras le estiendo el brasalete. Miro que duda un poco pero no hay tiempo. Escucho cargadores preparados cerca de nosotros.

Atónita, le vi trabajar sin pensárselo demasiado. Lo hacía mecánicamente, como si de verdad hubiese estado preparándose durante mucho tiempo para enfrentarse a algo como aquello. Definitivamente, estaba metido en un auténtico problema o eso me daba a entender por la manera en la que se comportaba.

Sin que me diese cuenta de ello, la peligrosa daga había terminado por convertirse en un pequeño brazalete con una inscripción que apenas pude contemplar por culpa de la penumbra de la calle. Lo cogí dibitativa, preguntándome hasta qué punto podía fiarme de Neftali.

-¿Por qué lo has convertido en esto?- susurré, contemplándolo un segundo antes de colocarmelo en el brazo izquierdo.- Empiezo a pensar que eres un poco raro.


Iba a continuar hablando, pero, en cambio, me callé de golpe. Había algo extraño en el ambiente. No habría sabido decir con exactitud el qué, pero estaba convencida de que no se trataba de algo bueno. Sino de algo más bien peligroso.

-Vámonos.- sentencié, tirando de su brazo para que se pusiese en marcha.

Una sombra cruzó ante mis ojos.

Me rio por dentro ante su declaracion, la verdad si soy alguien estraño por eso me la paso solo gran parte del tiempo,en todos los institutos, academias o internados en los que he asistido.

-Es un simple brasalete, pero puse un simbolo para poder saber mejor tu estado y posicion, digamos que es como un gps "magico"- le digo mientras sonreia, con ella tirandome del braso. Pero inmediatamente pude ver movimiento, oh no.

Pude quitarla del camino y recibir yo el daño, siento un frio metal en mi espalda, demonios esto en verdad duele, antes del que el sujeto se apartara , vi como ella lo acabo sin problema. Demonios baje la guardia un segundo y ahora estoy erido, no se que tan grabe estoy pero esto no es bueno.

No tengo tiempo para detenerme, uso un poco de alquimia en mi, para convertir una parte del aire de mis pulmones en gas anestecico es dificil saber cual es la mescla exacta pero no hay tiempo. Funciona lo suficiente para que ignore el dolor. Puedo divisar a un grupo de policias girnado en la esquina esto no es bueno, por que demonios nos apuntan, rayos trabajan con los assasins. Siento como ella me tira hacia un o de los callejones mientras escucho las balas en el aire, por poco nos aciertan.

Antes de que me diese cuenta, Neftali ya me había apartado del camino y había recibido el golpe por mí. Intentando evitar nuevas heridas, me deshice del atacante como pude, dándome cuenta de que más policías nos intentaban atrapar. ¿Iban contra nosotros? No tenía tiempo para pensarlo demasiado, así que directamente cogí a mi compañero y tiré de él hacia uno de los callejones laterales.

Tomando el control de la situación, hice que se apoyase contra una de las paredes y me encargué de controlar el tamaño de su herida. Sangraba copiosamente, pero hubiese jurado que no era demasiado profunda. Al menos no lo suficiente como para que me plantease seriamente la posibilidad de llevarle hasta un hospital.

-Vale, mi coche no está muy lejos de aquí, creo. ¿Podrás andar hasta él? Tengo un botiquín.- le informé sin saber muy bien qué hacer para detener la hemorragia.

El sonido de los pasos aprsurados de los policías corriendo me hicieron bajar la voz. Ante todo no podían encontrarnos, estaba convencida de que ellos tampoco serían lo que parecían.

Es una buena idea ir asia su coche, apresuramos el paso pero los policias son demasiado rapidos, mas de lo normal sin duda son assasins, tengo que hacer algo si nos encuentran aqui, la verdad es que no podre hacer mucho e mi estado, tal ves ella pueda encargarse de ellos, pero no puedo arriesgarla no se de que son capases esos individuos.

-Espera un poco- le digo en un susurro. Me incline contra la pared tome un poco de la sangre de mi herida y divuje un circulo en una parte escondida de la pared. Me concentre en odificar su forma para crear una salida a esto, pero demonios estoy demasiado herido, como para hacer la grn cosa, el dolor no me deja pensar, con claridad. Lo unico que puedo hacer es un pequeño escondite, solo cabra ella, con eso me basta. La tomo del braso por sorpresa y la coloco dentro del escondite, parece darse cuenta de mis intenciones y me mete con ella al escondite. Cuando estoy cerrando la pared de nuevo. Nos quedamos en la oscuridad en el estrecho escondite.

Apenas puedo moverme en aquel estrecho espacio, respirar es hasta complicado, pues cada vez que mi cuerpo se mueve para dejar mis pulmones se llenen de aire choca contra el cuerpo de Neftali. Huelo a sangre, humedad y hasta la adrenalina que se ha apoderado de nosotros durante la escapada. Tengo el brazo izquierdo colocado en una mala situación, el brazalete se me clava en la piel, pero sé que debo ser silenciosa y por ello me aguanto.

-¿Estás bien?- le pregunto, siendo consciente de que se ha tumbado bocarriba, apoyando la herida contra el frío y sucio suelo.

Si no se le infecta será todo un milagro, estoy convencida de ello. No sé cuánto durará el oxígeno en aquel escondite, pero rezo para que cuando tengamos que salir la policía o quienes fueran aquellos hombres se hayan marchado.

Siento su pecho chocar contra el mio cuando intenta respirar, la verdad estamos los dos muy incomodos, pero debo enconrtar una forma de mejorar nuestra situacion. Noto por pura casualidad que el brazalete, las tima supiel, de alguna forma logro poner mi mano sobre el y adelgazo su grosor para poder aunmentar su tamaño para no tener en cuenta un problema menos. MI herida comiensa a doler cada ves parece que se infectara grandioso. El aire pronto sera un problema.

-Si estoy bien, no pasa nada- le miento con mi mejor vos falsa. La verdad no creo que me crea no por que pueda ver su cara si no por que la noto moverse incomoda, ante mis palabras. Puedo notar que esta limitando su respiracion obligandose a si misma.

-No te preocupes por el aire- le digo mientras dibujo con mi maño derecha, un sirculo en la sucia pared utilisando el polvo. Me concentro en el dioxido de carbono del pequeño lugar y lo separo en sus componentes basicos. Asta que puedo crear oxigeno, esto servira por ahora. Maldicion mes estoy sintiendo cada ves mas debil, no debo de usar la transmutacion tan a la ligera.