Cruce de Sangre [PRIVADO] [EWAN]

El silencio del aula de música me tenía absorvida por completo. La luz del atardecer se filtraba por las inmensas cristaleras de la sala, consiguiendo que la silueta del piano crease una distorsionada sombra que se alargaba por todo el parqué de la estancia. Los muebles olían a los productos de limpieza, nadie había pisado en todo el día aquel sitio y me sentía afortunada por tenerlo para mí sola.

Dejando mi bolso junto a la que sería la mesa del profesor, caminé, dejando que las yemas de mis dedos se paseasen por las mesas de los alumnos hasta llegar al hermoso piano negro. Había muy pocas cosas que me gustasen dentro de la Academia, pero de las que me gustaban, aquella era mi favorita. No podía pasar más de un día sin pasar allí unas horas encerradas, poniendo mis ideas en orden y tocando extrañas melodías sin sentido.

Era la única manera que tenía para desconectar del estrés que me producía el simple hecho de tener que estar mintiendo las veinticuatro horas del día sobre quién era, de tener que pelear para cumplir con las altas expectativas que todos tenían de mí. Después del enfrentamiento en Italia y de los descubrimientos que aquel extraño chico me había hecho sólo quería alejarme de todo y olvidarme hasta de quién era.

Pero fuese adonde fuese allí había alguien preparado para recordarmelo. Procuraba mantenerme alejada de los problemas que estaban surgiendo en el centro, sobre todo de los rumores que corrían sobre los miembros de mi Residencia y las disputas que surgían con los miembros de las otras. Mas era prácticamente imposible conseguirlo.

Allá donde fuese siempre querían hacerme partícipe. ¿Acaso esperaban que yo tomase parte en aquella estupidez? Desde luego no pensaba gastar mis fuerzas y mi tiempo en una estupidez como aquella.

Suspirando, tomé asiento en la butaca y levanté la tapa para dejar al aire el hermoso teclado de márfil. Simplemente perfecto.

Relajándome, dejé que mis dedos comenzasen a moverse sobre ellas, creando sonidos que me hicieron olvidarme de dónde me encontraba e introduciéndome en otro mundo en el que no tenía que preocuparme por nadie más que por mí.

Nada de magia.

Nada de estudios.

Sólo música.

Necesitaba descansar, demasiado estres llevaba y no tenía ni idea de parar a un derramiento de sangre que se estaba acercando, pero por ahora no quería pensar en eso, simplemente decidi buscar un sitio que descansar y ordenar mis pensamientos, necesitaba ver las cosas desde otra perspectiva, solamente de esa forma quizas podría encontrar respuestas a mis preguntas...

Mientras caminaba por los pasillos escuche una melodia, provenía desde la aula de musica, lo cual quería decir que había alguien tocandolo, fue entonces cuando me entro la curiosidad y decidi curiosear para saber quien era la persona que tocaba tan bien el piano.

Así que sin apenas hacer ruido abrí la puerta de la aula de musica y entre, cerre la puerta sigilosamente para no molestar a la chica que estaba viendo, no sabía quien era, pero por su uniforme sabia que era una estudiante de Black Fire, por lo cual una enemiga, pero tampoco eso, quizas podría convencerla de lo contrario, asi que era el momento para ser de nuevo un estudiante de Black Fire gracias a mi traje negro como miembro del consejo...

No dije nada, simplemente me quede apoyado en la pared mientras cerraba los ojos, dejando que la musica entrase por mis oidos, la cual misteriosamente me relajaba en gran parte...

Sentí la presencia de alguien desde el primer momento en el que abrió la puerta. Le sentí mientras entraba y la cerraba tras de sí, al igual que mientras se apoyaba contra la pared. Era silencioso, demasiado para mi gusto, pero no era una amenaza. No al menos desde el primer momento en el que había entrado en la sala atraído por una melodía y no me había atacado. No me gustaba tener público, pero tampoco estaba dispuesta a interrumpir mi terapia ahora que la llevaba a medias. Por ello decidí continuar tocando hasta el final.

Acelerando el ritmo original de la melodía, decidí subir una octava y concluir con la pieza. Sin pronunciar palabra, toqué el último acorde y retiré las manos, masajeándomelas antes de volver a tocar algo. Quizá más sencillo. Pero no lo haría mientras el intruso siguiese así.

-Silencioso como un gato.- comenté, jugando con las teclas a componer una infantil melodía que había aprendido de niña.

Interesada por saber la identidad del acompañante, me giré hasta darle la vuelta al piano, aún sentada sobre el cómodo banco. El individuo vestía de negro, por lo que probablemente se tratase de un miembro de mi Residencia. Pero, igualmente, podía estar confundida, por lo que no bajaría la guardia.

Rezando para que no hubiese venido hasta allí para hacerme sacar mi peor lado, suspiré y ladeé la cabeza a la espera de que me ofreciese algún tipo de respuesta.

Al parecer me había detectado ya que antes de girarse ya me hablo, y en cuando ella se giro pude ver su rostro era una chica joven, muy guapa a mi gusto, pero ante todo eso, estaba el hecho de que me había descubierto y eso que me tome las molestias de ser sigiloso, no quería alertarla, pero ella se dio cuenta de mi presencia así que era momento de pasar a la siguiente parte del plan, esta vez quizas seria la parte mas dificil de todo...

- Vaya.. veo que me has descubierto, bueno.... otra vez intentare ser mas sigiloso, pero ey maja no te preocupes, no tengo intención de hacerte nada malo.

En ese momento me separe de la pared y camine hacía ella con paso divertido, y en cuando estube casi a su lado me tome la molestia de tocar algunas teclas del piano aleatoriamente mientras le decía:

- Mi nombre es James Silverwing....encantado.

Había cogido el gusto de hacerme pasar por James, quizas eso me ayudase en mis planes que tenía que poner en marcha, pero por ahora mientras no me descubriesen todo seria coser y cantar...

Le vi caminar hasta colocarse junto a mí, escuchando sus palabras mientras se atrevía a tocar el piano. James Silverwing. Le miré a los ojos mientras lo pronunciaba, dudando un segundo entre si debía creerle o no. Había algo en él que no me convencía, quizá fuese la manera en la que caminaba o la extremada seguridad con la que se había dirigido a mí. Por lo general, solía tener a todos los Black controlados. Más o menos todos eran aproximadamente iguales, seguían un patrón al que me negaba formar parte, pero él no.

Era distinto.

-Ya veo, James.- repetí, intentando demostrar indiferencia.- Si no has venido a hacerme nada malo, sé sincero. ¿Qué haces aquí? Jamás te había visto, "majo".

Imitando su tono de voz, me incorporé para quedar hasta su altura y esperé pacientemente una respuesta. Me ponía nerviosa cuando me encontraba con alumnos así, que se escapaban de mi control. No porque los creyese mejor que yo, sino porque no podía medirlos y asegurarme de que volvía a estar en una posición ventajosa.

-Resulta extraño, no me suenas absolutamente de nada.

Me quede mirando fijamente a la chica mientras me hablaba, al parecer incluso se atrevio a a adoptar mis palabras, pero eso no importaba, despues de todo hacía que el juego fuese mas divertido, así que cuando termino de hablar me acerque un poco mas a ella, siempre manteniendo las distancias, me encantaba ese juego pero para ganar debía de arriesgar un poco mas así que me quede en silencio unos segundos hasta que de nuevo sonreí diciendole:

- Ya veo..., ya veo..., bueno he estado de viaje un largo tiempo, y acabo de regresar en esa estupida academia, porcierto yo soy el lider de Black Fire, pero ey no te preocupes no tengo intereres en darte estupidas misiones, eso dejaselo para los otros...

Dicho esto suspire y le acabe contando lo que hacía yo en ese sitio...

- Tu musica me atrayó... nada mas, solo estaba relajandome, ¿Y tu aparte de tocar?

Líder de Black Fire que acababa de llegar después de una larga ausencia. ¿Por qué me temía que había algo más escondido? Arqueando una ceja, di un paso hacia atrás, evitando que se volviese a acercar a mí e interponiendo entre nosotros el banco del piano. Si lo que esperaba con aquel juego era que le tratase con respeto tras afirmar que poseía un alto cargo, lo iba a tener más que difícil. Yo y las reglas jamás nos habíamos llevado demasiado bien.

-Bienvenido, pues.- le dije, dedicándole una fría sonrisa y bajando la tapa del piano.- Poco más puedo hacer en esta clase más que tocar el piano, ¿no crees?- respondí, intentando olvidarme de lo estúpido de su pregunta.

Tenía dos opciones. O me quedaba a jugar con él y descubría de verdad lo que ocultaba, que al final podía resultar no ser nada. O me marchaba y me olvidaba de él. No necesitaba más complicaciones en mi vida, por lo que la segunda opción resultaba más que atractiva. En cambio, una vez más mi curiosidad resultó ser más fuerte y decidí mostrarme algo más agradable con él.

-El concierto me temo que se ha acabado, no me gusta tocar con gente.

Di un pequeño aplauso mientras sonreí por sus palabras, su bienvenida era de todo menos calida, simplemente era fría como un tempano de hielo, bueno no importaba, pero lo cierto es que imitar a James me estaba estresando ya un poco, pero ante todo era por un bien mejor.

En ver que se separaba dí unos pasos hacía atras y aplaudi un poco mientras miraba fijamente a la chica a los ojos, tenía unos bonitos ojos que en otras circuntancias me hubieran hechizado, ahora solo quería seguir con mi plan suicida, pero por ahora todo iba sobre ruedas....

- Pense que quizas querías pensar..., en algo intimo e secreto..., ah porcierto no muerdo, no te alejes mujer.

Dicho esto volví a dar un paso hacía el frente y sonreí de nuevo, esta vez hice una sonrisa siniestra, aprovechando que de nuevo le miraba directamente a los ojos.

- Oh vamos, me partes el corazón sabes?, ¿Y si el publico quiere mas?, eh.. eh.. no puedes decepcionar al publico...

Eso ultimo lo dije imitando la voz de un niño pequeño e caprichoso.

No terminaba de comprender exactamente por qué se comportaba de esa manera. Pues lo único que estaba consiguiendo demostrarme es que era el Black más extraño de todos los que había conocido desde mi llegada a la residencia. Jamás había escuchado hablar a mis compañeros de Residencia sobre el jefe de ésta, básicamente porque solía mantenerme apartada de ellos, pero estaba convencida de que ese tal James no podía serlo.

¿A caso el jefe de una Residencia no tiene que llevar al máximo y a la perfección los ideales de ésta? Pues mal lo estaba haciendo él confiando en mí, sobre todo cuando era nueva.

-¿Algo íntimo y secreto? Creeme, si quisiese hacer algo sin que nadie se enterase, no hubiese elegido precisamente este sitio.- repliqué, cruzándome de brazos y sin apartar la vista de él.- Creo que te has confundido, James. Ni eres mi público ni soy tu niñera.

Esperando que se produciese alguna reacción interesante en su rostro, pasé junto a él para acercarme de nuevo a mi bolso y recuperarlo. Cargándomelo al hombro, me giré un momento más para contemplarle.

-Supongo que si eres el jefe de Black Fire podré encontrar información sobre ti, ¿no?- quizá si le amenazaba con investigar un poco, su desfensa se vendría abajo y me contaría la verdad.

Aunque... pensándolo bien, ¿por qué estaría alguien tan sumamente interesado en pretender ser quien no es? Y, sobre todo, tomando la personalidad de alguien importante dentro de la Academia. Quizá James no fuese tan listo como lo parecía.

Un ligero contratiempo, pero nada grave simplemente tenía que empezar a jugar bien mis cartas, porque despues de todo ahora la chica estaba interesada en mi, obviando sus comentarios de que no era ni publico, ni ella mi niñera, comentarios que hicieron que un estallido de risas se escapase de mis labios durante unos segundos, pero en cuando ella me amenazo con buscar información sobre James, hizo que me pusiera mas serio, eso era lo que tenía que evitar... a toda costa, así que sonreí levemente y sin derrumbarme la desafie diciendole:

- ¿Y que quieres saber en especial de un servidor?, oh querida toda información sobre james esta celosamente guardada, ademas como lider que soy, yo elijo a quien me muestro y a quien no..., ¿Y que vas a hacer chata?

Sonreí y espere su reacción.

Touché.

Le había dado un buen golpe, lo sabía, pero él había reaccionado de buena manera y había sabido devolvérmelo, aunque sin poder evitar que me diese cuenta de que había algo que no le gustaba en mi amenaza. Debía seguir por ese camino, con un poco de agilidad conseguiría que dijese más de lo que tenía pensado decir en un primer momento.

-¿Sabes? Creo que me infravaloras, James. Y también infravaloras a todos los Blacks. ¿Qué tipo de Residencia somos si idolatramos a nuestro jefe y permitimos que nos oculte cosas? Somos la Residencia de la traición, del juego sucio. Mal líder eres si crees de verdad que no tendremos información. Además, soy una chica con contactos, deberías tener un poquito más de cuidado conmigo, aunque no lo parezca.- repliqué, dedicándole una angelical sonrisa y volviendo a acercarme hasta él.

Sería fácil hacerle hablar si continuaba así, y, aunque no tuviese demasiado efecto, tenía otro as en la manga. Al fin y al cabo, aunque fuese o no fuese ese tal James, era un hombre. Y ello era su mayor debilidad y el mejor punto a mi favor.

¿Cuánto tardaría en caer?

Aquello se estaba complicando por momentos, y tenía que pensar, vamos Ewan piensa, piensa, me quede pensativo mientras la chica se acercaba un poco a mi, y mis ojos se iban de lugar, en otras palabras, mire de arriba a abajo a la chica que tenía delante de mi...

Mi gran debilidad siempre habían sido las chicas, pero no podía dejar que eso me ganase, así que tenía que mover ficha pero rapidamente, de eso dependia el exito de mi plan, asi que escuche lo que ella me dijo y mas tarde, simplemente me limite a contestarle:

- Oh, no os infravaloro solo uso una antigua pero exitosa ley en toda organización, saber solo lo basico de vuestro lider, ademas deberias estar orgullosa que tu lider se haya mostrado ante tí, ya que hasta ahora me he mostrado ante Rydia y Kishua..., ¿Contactos? claro... todos tenemos contactos, pero mi pregunta es, si tus contactos son tan buenos como los mios o no, espera... ¿Quieres que lo probemos?

Reí por lo bajo al escuchar sus palabras y bajé un segundo la mirada al suelo para no soltar una carcajada ante él ahora que le tenía más cerca. Serenándome, levanté de nuevo la vista y le miré directamente a los ojos antes de responderle. Ahora ya estaba más que segura de que no se trataba de James, el líder de Black Fire. Por lo que él mismo había dicho: ¿por qué iría a mostrarse ante una desconocida? Podía ser lo que no parecía, la situación era mucho más que absurda.

-Oh, me acabo de enterar de que los Black Fire cumplen leyes y normas.- sonreí, ladeando la cabeza.- Y ante lo de sentirme orgullosa... Si esperas que me postre ante ti, lo vas a tener más que complicado. Voy por libre, aunque sea verdad eso de que eres el líder de mi Residencia, conmigo no va el asunto. Lo lamento tantísimo...- añadí con ironía, dando otro paso al frente.- ¿Me estás retando, James?

Alcé las cejas a la espera de una respuesta, intentando controlar la risa. Si de verdad un lider como decía él que era se sentía amenazado por mi presencia, era ridículo...

-Podemos empezar a jugar en cuanto quieras, cielo.

Mierda cada vez complicaba las cosas aun mas, asi que tenía que poner las cosas a mi favor de una vez por todas, cada vez tenia mas cerca a esa chica, la cual con su actitud me ponía nervioso, maldita sea necesitaba hacer algo, y no se me acudia nada de nada...

- Oh vamos, eso me complaceria mucho que te postraras ante mí, es broma, pero sí... te estoy retando.

Aquello era un suicidio yo me habia vuelto loco, de ahí no saldría nada bueno, pero no tenía mas alternativa que seguir adelante, todo por mi plan, suspire y di un paso al frente hacía ella mostrandole que no le tenía miedo, así que suspire un segundo y mas tarde añadi:

- Vamos, empezamos ya... maja.

La arrogancia del chico me sacaba de quicio. Ya no tenía ninguna duda de que no se trataba de ese tal James ni del lider de Black Fire. Quizá simular serlo le había sido útil con otros estudiantes de la Academia, en especial con las chicas, pero conmigo no le iba a ser de mucha utilidad. Ya me había cansado de él.

-Lárgate, me da igual quien quiera que seas.- le dije, apartándole para que me dejase de nuevo sentarme frente al piano.- No sé por qué ocultas tu identidad, pero ya sé que no eres ese James ni ningún lider. Así que vamos a dejar de perder el tiempo.- le pedí antes de empezar a presionar las teclas con rapidez, intentando ignorarle.

Sin embargo, cuando me di cuenta de que no se movía, detuve la música y levanté la mirada hacia él. Hubiese podido jurar que le había sorprendido. Aunque sólo fuese un poco, no me había comportado como él había esperado.

-Ahí afuera hay chicas que seguro que se tragan tu preciosa historia, ve a por ellas.- le sugerí.- Aquí no hay nada que pueda interesarte, desconocido.

Vale ya no habia motivo para ocultar mas las cosas, así que sonreí levemente cuando ella me descubrio, vale al parecer mi plan de hacerme pasar por James no funcionaba, pero supongo que era una tonteria desde un principio, pero aún así no iba a irme de la sala..., era el momento de jugar otras cartas.

Empece a reir de nuevo, pero despues de unos segundos me pare de reir y mostre una actitud mas seria, la cual se paso la mano por la cabeza alisando mi pelo y acto seguido camine de nuevo hacía ella, pero esta vez le cionteste:

- Vaya... me has pillado, es cierto que no soy James..., supongo que tu eres mas lista que los demas, que con solo una carita y un uniforme, se creen que soy el verdadero James, pero supongo que eso no funciona, enfín, perdona por esa estupida funcion, pero ahora es hora del segundo acto...dejame presentarme querida...

Me quede en silencio unos segundos y mas tarde dije:

- Mi nombre es: Ewan A. Destiny, presidente del Consejo de Estudiantes... un placer conocerte umm ¿Cual es tu nombre?

Dicho esto me sente de nuevo al banco y toque de nuevo varias teclas aleatoriamente.

- ¿Sorprendida?

Dos opciones se baraaban en mi mente mientras le escuchaba reír: o estaba loco o de verdad yo tenía un lado cómico que no había descubierto por el momento. Alzando las cejas, me apoyé contra el contorno del piano y le analicé mientras hablaba.

Al parecer habíamos empezado una obra de teatro desde el primer momento en el que apareció por la puerta sin que yo me diese cuenta de ello. En verdad me encontraba ante un maestro del drama que tenía demasiado tiempo libre. Lo que me faltaba.

Ewan A. Destiny. Sí, aquello me sonaba más. Probablemente se trataba de la persona más odiada de toda la Academia por el puesto que poseía y, por qué negarlo, por su forma de ser. Jamás le había visto, ni siquiera había sentido mucha curiosidad por su persona, pero los miembros de Black Fire simplemente le detestaban. ¿Qué opinarían ellos de saber quién era realmente?

-¿Y?- pregunté, alzando las cejas.- ¿Debería estarlo? Sinceramente, con toda esta tontería, no podías ser otro.- comenté sin mucho interés.

Suspirando, le vi aporrear sin ningún sentido las teclas del instrumento.

-No me interesa el cruce de odios mortales que hay en esta escuela, así que si esperas que alguien se te lance a la yugular, deberías confesarle tu secreto a otra persona. No me ensuciaré mis manos contigo, no vales la pena.- sentencié.- Puedes llamarme Alexandra.

Oh, aquello si que se había puesto interesante, ¿Era posible que dicha obra de teatro hubiese un giro argumental?, si era así, iba a explotarlo de lo lindo, primero seguí mirando a Alexandra, un nombre muy bonito, para mi suerte estaba dentro de la lista de mis nombres femeninos favoritos, pero dejando de lado a eso..., me gire hacía ella y le tendí la mano mostrando educación:

- Encantado Alexandra.

Mientras esperaba si ella me daba la mano o no, vi que era oportuno contestarle a lo que ella me dijo hace unos segundos así que me aclare la garganta y proseguí hablando:

- Oh mon cheri, te equivocas conmigo, ¿Sabes? estoy de tu lado... yo tambien quiero acabar con ese conflicto de odios, estoy harto...de demasiados derramientos de sangre, las batallas dejemoslas con Kishua, James, Rydia, Nerin, Chris, etc... son ellos los que disfrutan entre tantas peleas y tanta sangre, ¿Pero y nosotros?, yo creo que no... ¿Alexandra quieres poner fin a todo esto?

No podía terminar de creerme que aquel hombre fuese en serio. Era demasiado cómico e irreal como para que pretendiese que le tomase en serio, era imposible. Contemplé su mano sin saber qué hacer, escuchando sus cuidadas palabras mientras luchaba para no reírme a carcajada limpia.

-Oh, espera, Ewan.- le pedí, haciendo un gesto con la mano para que retirase la suya.- ¿Cuándo nos hemos convertido en un "nosotros"? Y de verdad me crees muy ingenua si piensas que me voy a tragar la historia de que tú sólo quieres amor y paz. Si lo quisieses, todas esas estupidas rivalidades entre Blacks y demás ya habrían acabado.- sentencié, negando con la cabeza con cansancio.

Apartándome de él, le di la espalda. ¿Cómo iba a aceptar hacer nada con él? Los problemas caerían sobre mí en menos de una semana, volvería a estar hasta el cuello de problemas, tal y como lo había estado antes de entrar en la Academia. Y si había decidido encerrarme entre aquellas odiosas cuatro paredes era para encontrar un poco de tranquilidad, no para continuar con el mismo juego.

-Llegará un día en el que recibas lo tuyo, Ewan. Y tendrás que hacerlo solo, no busques compañía. No es a mí a quien buscas.

Al parecer la chica no era tan facil de comprar con palabras, así que suspire pero me negaba a contarle toda la verdad sobre ese conflicto, pero ante todo tenía que poner esa situación de mi favor, de una vez por todas y eso implicaba arriesgar todas mis cartas o montarme un farol... todo se reducia a esas dos bazas cual era la mas acertada no lo sabía si no arriesgaba...

- Alexandra, dejame decirte que no sabes nada, no conoces la verdadera naturaleza de esa conflicto..., James, Rydia, Kishua, Nerin, todos somos piezas de ajedrez en ese conflicto que esta siendo orquestrado por una fuerza mayor, dime Alexandra ¿Quieres continuar siendo una ficha de ajedrez?, si accedes a ayudarme de una forma anonima, quizas podemos parar ese ciclo, parar los derramientos, los odios, todo..., claro esta que si me ayudas te contaría todo lo que yo se al respeto... Información que nadie te dira..., creo que lo que te propongo es un buen trato, tu ayuda a cambio de cambiar las cosas... ¿Que me dices?

Una pieza más en esta inmensa partida de ajedrez. En ningún momento yo me había convertido en tal cosa. Ni siquiera sabía quién demonios era James ni qué pintaba Rydia en todo aquello. ¿Valdría de verdad la pena inmiscuirse en todo aquel asunto?

-Dime una cosa, Ewan.¿Por qué yo? Sinceramente, no he hecho nada desde que llegué aquí. Soy discreta. He entrado sigiliosamente en este sitio y pienso salir del mismo modo. No creo que ayudarte a tí me ayude a conseguir eso. Además, primero debo darte mi palabra y luego sabré si eres de fiar o no. Es injusto.- repuse, encogiéndome de hombros.

Lo que principalmente me hacía dudar de él era el no saber qué le había llevado a querer confesarme toda su vida. Jamás nos habíamos visto, yo podìa ser perfectamente una partidaria de esos enemigos suyos. Nada tenía sentido.

-¿Qué te hace confiar en mí?

Esa era la pregunta de oro.

Una gran pregunta, para una gran respuesta, quizas todo se limitaba en ese instante, el cual podría considerarse el minuto 0, el comienzo del Fin o para suerte de todos los que confiabamos en acabar dicho conflicto, la ultima luz de esperanza, ¿Desesperación o Esperanza? eso era lo unico que nos quedaba, tenía que pensar en una buena respuesta, así que opte por una de directa, contundente y esperaba que ayudase con mi proposito...

- Primer de todo, no me has atacado, despues te gusta la musica clasica y tocar el piano, una persona que le guste eso no puede ser malvada, y lo mas inportante en tus ojos veo pureza, es posible que hayas hecho cosas horribles, y quizas te arrepientas de ellas, creeme yo tambien he pasado por esto, pero si yo he conseguido la redención a mis pecados, tu tambien puedes hacerlo..., no soy un psicoanalista, pero si llevas el uniforme de Black es por algo, quizas tengas tus razones, y no voy a juzgarte por ellas, solamente pienso que que puedo confiar en tí, te parecera estupido, es la verdad... solamente me queda confiar en tí y para que veas que soy legal te confesare un pequeño secreto que no saben los demas... actualmente no tengo magía, la perdí o mejor dicho desapareció..., ¿Quizas es una prueba del Destino?... da igual ahora Alexandra me tienes a tu merced, estoy indefenso...

Era su última oportunidad y se lo estaba jugando todo. Era consciente de que podía matarlo en un segundo y de que él no podría hacer nada para defenderse. Había estado arriesgándose muchísimo yendo por los pasillos de esa escuela haciéndose pasar por James y sin tener nada con lo que defenderse. Muchos otros en su situación habrían salido corriendo.

-No pretendas venderme tu religión, Ewan. Tengo muy claro quién soy yo y cuáles son mis ideales, no pretendas comprenderlos ni analizarlos. No te gustarían.- le advertí, poniéndome seria.- No me das ninguna pena, si no tienes magia, es por tu culpa. Te lo has buscado tú solo. Pero como ya te dije antes... No voy a mancharme las manos con tu sangre. Si no lo quería hacer cuando creía que te podías defender, mucho menos ahora. Sería algo patético.

En mi interior aún tenía dudas. Sabía muy bien cuáles eran mis capacidades. Era buena. Bastante mejor que todos los estudiantes de la Academia. Pero el grupo de personas que estaban metiendo a Ewan en problemas eran la élite de ellos y jamás les había visto en acción. Y si accedía a formar una pareja con él, sólo estaría yo para defendernos...

-¿Qué planeas? Necesito saberlo antes de darte mi respuesta.

Vaya al parecer no tuve el efecto quee yo deseaba pero tampoco podía quejarme, había llamado su atención asi que era la hora de la verdad, era el momento estelar, no para revelar todos mis planes, cosa que en realidad no tenía, osea estaba improvsando de momento hasta que tuviese listas las preparaciones, pero por ahora tenia que seguir improvisando de la misma forma que lo había hecho.

- Te doy la razon si no tengo magia es por algun tipo de castigo, bueno no importa tarde o temprano regresara, pero de mientras, la unica forma de parar ese conflicto es conseguir aquello que los de Black buscan con insistencia, en otras palabras... abrir la puerta sellada de las Catacumbas, si conseguimos abrir esa puerta, podremos poner fin a esa locura... el problema es... en encontrar las llaves que faltan para abrir la puerta..., por suerte yo se quienes son las llaves y el problema o mejor dicho la parte mas dificil es... romper los sellos, lo cual quiere decir romper a la persona... matarla, etc..., Alexandra, es la unica solución, que prefieres... la muerte de de tres personas o la de muchisima mas gente..., hay veces en que se deben de hacer sacrificios, y esta es una de las ocasiones..., pero una vez se abra la puerta todo cambiara a mejor, y el odio y los derramientos de sangre habran terminado para siempre..., las personas son, Nerin, Demon y Chris... los miembros del Consejo de Estudiantes, tambien los herederos de las Familias Nobles.

Escuché sus palabras atónita. ¿Me hablaba de ser buena persona y de matar a tres inocentes? Estaba completamente loco, había algo en él que no funcionaba como debía. Además, ¿cómo iban a acabarse todos esos problemas abriendo una puerta? ¿Qué efecto tendría en nuestro mundo? Porque, si lo pensaba calmadamente, aquello de la puerta a las Catacumbas no sonaba demasiado bonito.

-No pienso matar a nadie.- repliqué, negando con la cabeza de inmediato.- Puedes buscarte a cualquier otro, pero si piensas cumplir con tus planes mediante esa solución, no puedes contar conmigo. El fin no justifica los medios. Y esta vez no es una excepción.

Muy demente debía de estar si creía que iba a acceder a ello. Tenía mi propio código moral y no pensaba traicionarlo, por mucho que fuese por una buena causa o por mucho que se me creyese una chica de Black Fire. Todo asunto tenía sus límites y yo no estaba dispuesta a sobrepasarlos.

-Si no tienes nada más que decir, creo que el asunto se ha acabado aquí. Puedes ir tranquilo, guardaré tu pequeño secreto.- le garanticé.